A menudo estoy inspirado con el tema de decisiones, especialmente cuando tengo que tomar una decisión importante que afectará el éxito de mi vida espiritual. Me ha ayudado enfocarme en el asunto o lucha para entender el resultado de mis elecciones. ¿Qué en verdad deseo yo? Después de compararlo con el amor, la misericordia y la paz de Dios, ¿quiero escoger mi propio camino?
Cuando nos parece que hemos orado la misma oración por mucho tiempo y aún no vemos resultados, tenemos dos opciones. Se puede decir: “Señor, no me amas. Encontraré mi propia manera de solucionar esta situación”. O, uno puede decir, “Señor tus maneras son más altas que las mías. No entiendo por qué el tiempo sigue pasando y esta situación no se mejora, pero tú puedes ver el pasado, el presente y el futuro. En tu tiempo Señor”.
Muchas otras elecciones son tan normales que tal vez ni ponemos mucha atención en cómo las estamos haciendo. Incluso, el hecho de no hacer una elección resulta en hacerla por omisión. Si no nos esforzamos a elegir claramente de una manera u otra, como quiera estamos eligiendo.
Así que en verdad no podemos evitar este obstáculo de elecciones. Todos los que tengan la capacidad de pensar y razonar se enfrentan con decisiones y elecciones. Que escojamos a poner a Dios en primer lugar.
Oren por aquellos que están en la encrucijada enfrentando la decisión más seria de sus vidas, la elección que afectará el destino de sus almas. ¿Por cuál camino debo ir? ¿A la derecha o a la izquierda? Escoja la luz, escoja la paz, escoja a Dios. “Escogeos hoy a quién sirváis” (Josué 24:15).
Las siguientes son algunas opciones que podemos hacer: Al no elegir a Dios, elegimos servir a Satanás. Al no elegir amar a otros más que a nosotros mismos, elegimos el egoísmo. Al no escoger rendirnos a la voluntad de Dios, escogemos la autodestrucción. Al elegir no aceptarnos a nosotros mismos, los cambios ni las circunstancias, elegimos la depresión. Al no elegir leer la biblia, elegimos la debilidad espiritual. Al no elegir orar diariamente, elegimos luchar solos.
Al no elegir cantar, elegimos no ser inspirados. Al no elegir adorar en el domingo, elegimos andar con hambre. Al no elegir compartir nuestros corazones con otros, elegimos perder una bendición. Al no elegir aceptar el consejo, elegimos construir un muro. Al no elegir perdonar, elegimos ser ofendidos. Al no elegir ser paciente, elegimos un semblante agrio. Al no elegir ser amable, elegimos herir.
Al escoger a Dios, elegimos servir al omnisciente, infinitamente sabio y todopoderoso creador. El creador del cielo y la tierra. Al elegir amar a otros más que a nosotros mismos, elegimos sentirnos amados. Al elegir rendirnos a la voluntad de Dios, elegimos el contentamiento. Al elegir aceptarnos a nosotros mismos, los cambios y las circunstancias, elegimos la paz. Al elegir leer la Biblia elegimos la fuerza espiritual. Al elegir orar diariamente, elegimos permitir que Dios luche por nosotros.
Al elegir cantar, elegimos ser inspirados. Al elegir adorar en el domingo, elegimos ser alimentados. Al elegir compartir nuestro corazón con los demás, elegimos ser bendecidos. Al elegir aceptar el consejo, elegimos crear la confianza. Al elegir perdonar, elegimos amar de nuevo. Al elegir ser paciente, elegimos un rostro feliz. Al elegir ser bondadosos, elegimos sanar.
Messenger of Truth, 2016, No. 7